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TRASTORNO DE PERSONALIDADES MÚLTIPLES

El Trastorno de Personalidad Múltiple se caracteriza porque el enfermo no tiene conciencia de su problema, o por lo menos no la ha desarrollado a su voluntad. Esta condición corresponde a un proceso llamado Trastorno Disociativo de Identidad, y es llamado así porque la persona no se siente conectada entre una personalidad y otra en distintos momentos de su vida.

La disociación es a veces un recurso necesario y común, para muchos adultos que intentan olvidar una situación en particular de su vida, por un tiempo. De esta manera, a la persona le es posible continuar con una vida efectiva, se desenvuelve en su trabajo y en sus obligaciones familiares, siendo una situación temporal y conciente, y el resultado de un esfuerzo para seguir adelante.

Estas reacciones también podrían denominarse procesos disociativos, pero son temporarios y rápidamente nos reconectamos sin perder nuestra identidad, mientras tenemos total conocimiento de lo que nos está ocurriendo. También las drogas y el alcohol pueden conducirnos a estados disociativos semejantes, pero en este caso estamos hablando de una alteración química.

El Trastorno de Personalidad Múltiple comienza a edad temprana, antes de los 12 años, y responde muy frecuentemente a una respuesta traumática por abuso sexual, físico y/o emocional. La desconexión cumple la función de distanciarse o disociarse del evento traumático, como engañándose a uno mismo para no aceptar el dolor emocional.

En la mentalidad de un niño este mecanismo funciona, ya que ellos pueden contar con el poder de la magia y la imaginación, tratando de hacer desaparecer lo que no es agradable. Así es cómo se desarrolla una amnesia disociativa, perdiendo la memoria de lo ocurrido, aunque quede registrada en la mente y reaparezca con estímulos que recuerden el trauma, tales como olores, palabras, colores, sonidos, imágenes, sabores, etc.

En la "personalidad múltiple", la persona se "olvida" de sí misma involuntariamente y se transforma en otra, repitiendo este proceso frecuentemente en varias personalidades, de las cuales existe por lo general una o dos que prevalecen. Lo que es interesante es que cada una de estas personalidades tiene su propia forma de ser, sentir, pensar y reaccionar, y hasta en ocasiones una no está de acuerdo con la otra.

El tratamiento terapéutico es necesario para ayudar a la persona a sobrevivir el sufrimiento mental de tener que vivir en direcciones diferentes, y para poder encontrar la paz mental aunque no pueda integrar las distintas personalidades en una sola. El objetivo es, llegar a negociar las diferencias y aprender a convivir con ellas.

 

 

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